Serafín José García

Franqueza

Sosegátem china, no siás caprichosa.
Yo ya t’he alvertido que venís errada.
Mi rancho es más triste que cueva’e lechusa
¡y querés que sirva pa nido’e calandria!
 
¿No ves? En la quincha, ni un clavel del aire;
en el patio, yuyos, nadita’e fragancias;
ni un ombú siquiera pa juntar chingolos
que tiemplen el mate de las madrugadas.
 
Pa pior, con los años se ha quedao siyeta;
lo pone tembleque cualquier pamperada;
la helada y los soles lo bandean sumbando
y es puras goteras en cuanto cái agua.
 
Si asina es el rancho, ¡cómo será el dueño!
¡Dejao de la mano de Dios! ¡Castrao de alma!
Retiráte, china. Buscá otr’aripuca.
La mía no sirve pa casar calandrias.
 
Aquí en esta cueva yo vivo tranquilo.
Se me van las horas sin pensar en nada,
yerbiando y pitando tuito el santo día,
besando di a ratos la boteya’e caña...
 
Ya con el silencio semos tan amigos
que cuasi ni chiflo pa qu’él no se vaya,
y hast’hay ocasiones que me fastidea
el baruyo que hacen al chispiar las brasas...
 
Soy un yuyo murcho que no echa más flores;
camuatí sin mieles; pájaro sin alas.
La cachimba’e mi alma se ha quedao vacida
de tanto qu’en eya baldió la disgracia.
 
Y aura vos, chirusa, t’emperrás en tráirme
pa mi noch’escura la luna’e tu cara,
y pa mis insoños la tranca’e tus besos,
y el juego’e tus ojos pa mi alm’apagada.
 
¡Pucha, se carece ser porfiada, mesmo!
¿Vos no sabés, china, que la ruda amarga,
aunque la mesturen con bastante almíbar
tiene un gusto fiero que siempre da en cara?
 
Buscá otro cariño. Vos sos mosa y linda,
Tenés campo a bocha pa tus esperansas...
Mi rancho es más triste que cueva’e lechusa.
¡mi rancho no sirve pa nido’e calandria!
Preferido o celebrado por...
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