Serafín José García

Querencia

Montoncito’e terrones y totoras
que me vida yorar la ves primera;
ranchito aludo, rescoldao de afetos,
y remediao a sol de su pobresa.
 
Ombú que a los mormasos del verano
los amansó con su ramaje güeno,
y a los pamperos les sirvió'e guitarra
pa cantar las tristesas del invierno.
 
Pañuelito verdusco’e campo crudo
floriao por el punsó'e las margaritas,
ande aromé mi aurora cimarrona
con el áspero olor de las flechiyas.
 
Rincón de monte ande los arrayanes
enamoraban a la primavera,
y sangraban sus frutas los chalchales,
y se alargaban del carau las quejas.
 
Cañadita flecuda d’espadañas
que listaba’e rosao el garcerío,
y los patos baguales encrespaban
al marguyar, alborotaos y ariscos.
 
Pital cerrao, de pinchos dentradores,
ande escondía el aperiá su cueva,
y ande, al bochorno de los mediodías,
arroyaban su laso las cruceras.
 
Islita ande acampaban las torcasas
de volido apurao y baruyento,
y ande se óia sonar, de tardecita,
el chiflido tristón de los boyeros.
 
¡Querencia! ¡Amor que se añudó a las ráices
hondas y amargas de mi vida huraña!
¡Puñao de cosas chúcaras que guardo
en el güequito más soliao de mi alma!
 
¡Querencia! ¡Lucerito de mi rumbo!
Picana que rempuja mi cansera!
¡Albardón apretao de las dulsuras
en el campo reseco’e mi esistencia!
 
¡Cómo te viá olvidar si sos yo mesmo!
¡Si te mamé en la leche de mi madre
y te yevo metida entre las venas,
apurando el galope de mi sangre!
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