Voces áridas del pasado,
helechos quejumbrosos del presente,
noche fecundada por la vigilia, insomne.
En vela.
En vela me espera la crucifixión de estrellas.
Afuera.
Afuera lleva el viento mis besos que no te encuentran.
Adentro, el estupor de seguir despierto.
A veces la nostalgia.
A veces suspiro de nube.
A veces la soledad me susurra compañía,
aunque yo calle, la noche grita.
Tesoro de la noche,
penden rizos de oro, la lumbre.
La noche salpica su cabello henchido de estrellas,
y me guiña un lucero con tu iris de arena.
Viene, deviene el rocío matinal.
Un crepúsculo se despunta de tu cadera.
Se dispersan los astros como tú de mí.
El día parece rimar tornasol;
una nube en tu mejilla.
Canta pájaros mi alma, en el frío albor.