La perfección es ciega tortuga que vuela despacio.
Trágame con tus piernas freudianas y amenázame con tu 3 de trébol.
No eres más que el cobijo biológico de lágrimas sin vida,
El paraguas japonés que cubre cráneo chileno.
Plánchate las pestañas que se te arrugó la mirada,
Sirena de tres colas,
Eres musa de mi más bruta embarcación,
Y apareces cantándole a mi tripulación
La cueca vinagre que se escapó de tu sexo.
¡Sirénate!
¿Sabes cuál es la suma de tres más tú?
Un mall en pleno desierto.
No dudes del poder de tu cuello,
Que es muro lascivo de huéspedes malditos.
Recuerdo el día en que dejaste de usar tacones
Y te torciste el tobillo doce veces con las botas de goma.
No eres tan perfecta después de todo,
Cigüeña ginecóloga,
Voladora occidental.
Te perdiste entre cafeína y cocaína,
Sin distinguir el negro del blanco.
¿Fuiste perfecta alguna vez,
Pingüina arco-iris?
¿O eras sólo chatarra capitalista que se hundió con el Titanic?
Tropezaste con mi caballo estacionado fuera de la iglesia
Y ¡qué casualidad!
Tú tenías un látigo para dominar bestias.
¡He dicho que te sirenes!
Regresa a la profundidad del mar,
Mujer tortuga-cigüeña-pingüina.