Los que arden desde lejos,
Esperando por silencio...
Como cisnes cuello negro que adelgazan con la sombra
Atardeciendo en la superficie
De algún lago extranjero.
Los que queman con sus manos
El tacto del suspenso
Impidiendo el descaro de quien miente por placer.
Pongo llaves en mi cuello y pequeños relojes
En los ojos
Para mirarte hacia dentro
Cada tiempo del tiempo.
Somos casta mentira y vanguardistas de lo insano
Mentirosos por comedia, zánganos infértiles.
Arropamos a los niños que han crecido entre la hierba,
La del patio del despido,
La del pañuelo rojo y verde...
¿Recuerdas aquella vez en que recordamos aquellas veces?
Suspirando entre garabatos,
Retrocediendo en el columpio.
Los que ciegan desde lejos,
El imperio de los mudos.