Dulce María Loynaz
Un amor indeciso se ha acercado a mi puerta...
Y no pasa; y se queda frente a la puerta abierta.
 
Yo le digo al amor: –¿Qué te trae a mi casa?
Y el amor no responde, no saluda, no pasa...
 
Es un amor pequeño que perdió su camino:
Venía ya la noche... Y con la noche vino.
 
¡Qué amor tan pequeñito para andar con la sombra!...
¿Qué palabra no dice, qué nombre no me nombra?...
 
¿Qué deja ir o espera? ¿Qué paisaje apretado
se le quedó en el fondo de los ojos cerrados?
 
Este amor nada dice... Este amor nada sabe:
Es del color del viento, de la huella que un ave
 
deja en el viento... –Amor semi-despierto, tienes
los ojos neblinosos aun de Lázaro... Vienes
 
de una sombra a otra sombra con los pasos trocados
de los ebrios, los locos... ¡Y los resucitados!
 
Extraño amor sin rumbo que me gana y me pierde,
que huele las naranjas y que las rosas muerde...,
 
Que todo lo confunde, lo deja... ¡Y no lo deja!
Que esconde estrellas nuevas en la ceniza vieja...
 
Y no sabe morir ni vivir: Y no sabe
que el mañana es tan sólo el hoy muerto... El cadáver
 
futuro de este hoy claro, de esta hora cierta...
Un amor indeciso se ha dormido a mi puerta...
Preferido o celebrado por...
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