#EscritoresMexicanos
¿Qué te acongoja mientras que sube del horizonte del mar la nube, negro capuz? ¡Tendrán por ella frescura el ciel… pureza el aire, verdor el suelo,
Es un viejo borracho que me provoc… que me cierra el camino y al diabl… recio, locuaz, inmundo, descalzo y… con terribles ojazos de un gris de… y con una calvicie de yerma roca.
Es un monstruo que me turba. Ojo… como el vidrio de una rada con hon… amenaza los bajeles con las unas d… La nariz resulta grácil y asemejas… La guedeja blonda y cruda y sujeta…
Mi corazón percibe, sueña y presum… Y como envuelta en oro tejido en g… la tristeza de Verdi suspira y pas… en la cadencia fina como un perfum… Y frío de alta zona hiela y entume…
Como tronco en montaña venido al s… Frente grandiosa y limpia, soberbi… Negras y unidas cejas, con la figu… del trazo curvo y fino que marca e… De un pájaro en un croquis que apu…
Conservo de la injuria, no la ignominia; pero si la marca. ¡Sentíme sin honor, cegué de furia… y recogilo de sangrienta charca! Y hórrido amago suena...
A tres leguas de un puerto bullent… que a desbordes y grescas anima, y al que a un tiempo la gloria y e… adornan de palmas la frente, hay un agrio breñal, y en la cima
La moza lucha con el mancebo su prometido y hermoso efebo, y vence a costa de un traje nuevo. Y huye sin mancha ni deterioro en la pureza y en el decoro,
Siempre aguijo el ingenio en la lí… y él en vano al misterio se asoma a buscar a la flor del Deseo vaso digno del puro Ideal. ¡Quién hiciera una trova tan dulce…
Ojos que nunca me veis, por recelo o por decoro, ojos de esmeralda y oro, fuerza es que me contempléis; quiero que me consoléis
Que como el perro que lame la mano de su señor, el miedo ablande el rigor con el llanto que derrame; que la ignorancia reclame
Ayer, el cielo azul, la mar en cal… y el sol ignipotente y cremesino, y muchas ilusiones en mi alma y flores por doquier en mi camino. Mi vida toda júbilos y encantos,
Si en tus jardines, cuando yo muer… cuando yo muera, brota una flor; si en un celaje ves un lucero, ves un lucero que nadie vio; y llega una ave que te murmura,
Se que la humana fibra a la emoción se libra, pero que menos vibra al goce que al dolor. Y en arte no me ofusco;
El misterio nocturno era divino. Eudora estaba como nunca bella, y tenía en los ojos la centella, la luz de un gozo conquistado al v… De alto balcón apostrofóme a tino;