#Mexicanos #PremioCervantes #PremioNobel #SigloXX #Tanka
Como el aire hace y deshace sobre las páginas de la geología, sobre las mesas planetarias, sus invisibles edificios:
Entre la noche y el día hay un territorio indeciso. No es luz ni sombra: es tiempo. Hora, pausa precaria,
En un rincón del salón crepuscular O al volver una esquina en la hora… O una mañana parecida a un navío a… O en Morelia, bajo los arcos rosa… Ni desdeñosa ni entregada, centell…
En un poema leo: conversar es divino. Pero los dioses no hablan: hacen, deshacen mundos mientras los hombres hablan.
Aquí los antiguos recibían al fueg… Aquí el fuego creaba el mundo Al mediodía las piedras se abren c… El agua abre los párpados La luz resbala por la piel del día
CORRE y se demora en mi frente lenta y se despeña en mi sangre la hora pasa sin pasar y en mí se esculpe y desvanece Yo soy el pan para su hambre
El viento despierta, barre los pensamientos de mi frent… y me suspende en la luz que sonríe para nadie: ¡cuánta belleza suelta!
Negro sobre blanco, azul, el gigante grano de polen estalla entre las grietas del tiempo,
El azul estaba inmovilizado entre… El viento iba y venía por la págin… encendía pequeñas fogatas, se revo… salía con la cara tiznada gritando… el viento iba y venía abriendo y c…
Toda la noche batalló con la noche… ni vivo ni muerto, a tientas penetrando en su substan… llenándose hasta el borde de sí mi… Primero fue el extenderse en lo ob…
Tal sobre el muro rotas uñas graba… un nombre, una esperanza, una blas… sobre el papel, sobre la arena, es… estas palabras mal encadenadas. Entre sus secas sílabas acaso
La noche borra noches en tu rostro… derrama aceites en tus secos párpa… quema en tu frente el pensamiento y atrás del pensamiento la memoria… Entre las sombras que te anegan
Mis manos abren las cortinas de tu ser te visten con otra desnudez descubren los cuerpos de tu cuerpo Mis manos
A Ramón Xirau Golpean martillos allá arriba voces pulverizadas Desde la punta de la tarde bajan verticalmente los albañiles
Ardan todas las voces y quémense los labios; y en la más alta flor quede la noche detenida. Nadie sabe tu nombre ya;