Puede ser que el diluvio se calme un poco.
Espero que sea pronto; que no se demore en pasar.
Si la vida así lo quiere, me demoraré al respirar.
Tal vez me haga caso el futuro y cambie el foco.
Si las sirenas que cantan están de mi lado, podré vencer.
Aquella ilusión, contada por voces cuyos rostros desconozco,
Ha hecho parte de mi composición; me ha vuelto vil y tosco.
Se ha secado el río que solía mover el barquito del ayer.
La duda me seduce con sus labios gruesos, rojos y vivos.
Es casi imposible salir de su trampa hecha de placeres.
Y seguimos todos, ciegos, corriendo y tremendamente esquivos.
El irrepetible sentimiento de saber que hay otros seres,
La insufrible espera del diagnóstico, el carácter vencido.
Todos surgen con el beso de la duda, que aniquila los saberes.