Nicolás Velásquez

La calle le ganó al ruido interior

El umbral de la puerta que conecta el exterior con mi casa
Se sintió más místico que nunca.
Creí salir para resguardarme en los pasos,
Pero los sonidos de afuera me encadenaron al ahora.
 
No tuve otra opción más que sentir cada momento como único.
Entonces mis planes se hicieron polvo.
La noche me habló por unos pocos minutos
Y amé cada segundo. Experiencias como estas validan mi vida, creo yo.
 
Como sea, acaricié el significado del lenguaje mientras volvía.
Sentí cómo la realidad se resignificaba con cada paso que daba.
Todos los problemas de los que escapaba se escondieron.
 
Son pocas las veces que se puede vivir esto.
A pesar de saberlo, viví aquel momento como cualquier otro.
Menos mal que fue así. Vivir la cotidianidad es la cura para la vida.

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