Caemos en precipicios
de lujuria y pasión
que se confunden
con charcos y lagunas de dolor.
Imaginaste que subimos
al pico de una montaña,
solo para decir
que te amo hoy y mañana.
Pero evitaste ver al frente,
a la inevitable muerte de todo.
Y como consecuencia fuerte
es el llanto del alba que no fue,
de la luna que quería vernos juntos,
del universo que perdió la fe.