Miguel Oscar Menassa

Sin buscar sentidos

Sin buscar sentidos
sin buscar sentidos
a veces
no se puede vivir.
 
Buitre acostumbrado
a la carroña
vuelo sin olfato
perdiendo el rumbo.
 
Lumínico vientre
jugos
como vertientes de arrebato
contra los ojos mal—heridos,
desvariados.
 
La soledad
me tiende sus redes de brocato.
 
Me repito
un hombre solo no es un hombre
un hombre solo no es un hombre
y abro la boca hambriento
sin saber ¿Porqué?
me toca este camino.
 
Soñador
acostumbrado a vivir
empecinadamente la poesía
amo en general los silencios,
las brusquedades
los silencios.
 
Entendido en catástrofes
nazco
entre lo que se desmorona.
 
Piedras
antílopes caídos,
tigres
como llamas de seda.
Llamas
piedras
y entre los desperdicios
siempre encuentro una flor.
Una simple delicadeza
para el alma.
 
Volando entre galaxias
de nuevos pensamientos
mi vida
se llenó de malos pasos.
 
Normal. Normal
eso no pude nunca.
 
Soy una promesa
y el diente
posterior de la nada.
La poderosa serpiente
que le da vida a Dios.
 
Veneno y fe.
Veneno y fe
y azúcares
y olores
de azúcares quemados
y corales
y negruras
y tiempo de paz.
 
Los hombres van y vienen
recuerdan y olvidan.
 
Panes y recuerdos
me repito a cada instante
panes y recuerdos
tuvimos todos.
 
Cuando partí de mi ciudad
lo sabía todo y lo olvidé
lo sabía todo y lo olvidé.
 
Viajo sin rumbo porque olvidé
el destino del hombre.
 
Tanta muerte y tanta locura.
 
Tanta soledad.
Mejor viajar sin rumbo
mejor detenerse
donde nadie se detiene
cielo hay
en todas direcciones.
 
Fui un perro, lo sé,
buscando en la basura
un pedazo de carne
y sin embargo
extranjero y feliz
quiero para mí
lo que me corresponda.
 
Orgulloso de mis defectos
soy un pavo real
sorprendido por sus colores.
 
Hasta aquí
amante
de las virtudes de los otros
quedé sensible al asco.
 
Picoteo todo
buscando el sabor deseado
y el sabor deseado
está en mí.
Normal. Normal
eso no pude nunca.
 
Alcanzo
las primeras arenas
a fuerza de coraje
no huyo del mar
lo abandono.
Incendio el mar.
Abro caminos
en los pantanos.
 
Busco
entre las fieras
un destino.
Mejor no tener nada.
Mejor
andar por la vida
como si el mundo
nos perteneciese.
Pisar aquí y allá
quedarse siempre
en el mismo sitio
y volar.
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