Fuimos perdiendo en el camino
nuestro deseo de liberarnos.
Entre las cadenas
el goce de la carne era bestial.
El microscopio
contra nosotros mismos
y nos reíamos como locos
y comenzamos a torturarnos
para arrancarnos la verdad.
Ven cuéntame todo y, así,
nos hundíamos en las sombras.
Con vivir un instante alcanzaba
el resto de la vida era contarla.
Y los que no podían
mantener sus ojos cerrados
se arrancaban los ojos
sólo para no ver.