Nada sé
de la magia que transforma
mi propia carne en versos.
Al caer en Madrid huyendo de mi Patria
más que un camino lleno de aventuras
elegí el camino radiante
intransitable de la poesía.
Donde todo deja de ser lo que es.
Los nombres propios son palabras
y los sentimientos aunque violentos
se terminan bordando a las palabras.
El cielo para la Poesía
no tiene contenido
tan sólo cinco letras
y queda bien
cuando la frase
necesita para continuar
una palabra de dos sílabas.