Miguel de Unamuno

Teresa: 65

Bajo tu blanca mano fría, el negro lomo
tibio, curvo y sedoso, lento ronroneaba;
lucientes de húmedo brillo d morro romo
y los verdes ojos en que el cristal chispeaba.
Dormitaba por fuera, dentro recojido
rumiaba su ronrón como vieja conseja;
3a aquietada inquietud del pecho adormecido
marcaba con un pronto esguince de la oreja.
Bajo el, yugo leve de tu caricia suave,
guardando en sus ojos el sueño circundante
los cerraba y soñaba, como nadie sabe...
te vivía acaso de sí mismo ignorante.
Eras su todo tú y no había otra cosa;
vivía todo en ti, su universo divino;
tú eras su creación y eras al par su diosa,
sujeto en tu regazo marchaba su camino.

Preferido o celebrado por...
Otras obras de Miguel de Unamuno...



Arriba