Miguel de Unamuno

Teresa: 17

¿Recuerdas? Te mondaba una manzana
             y me corté en el dedo
del corazón; y tú, viendo la grana,
             sentiste al pronto miedo;
mas, repuesta y riendo, me cojiste
             de la mano, y ansiosa
de aquel hilo de sangre me bebiste,
             y al punto se hizo rosa
tu frente; nubló luego tus pupilas
             una nube, y dos perlas
en ellas te brotaron, y tranquilas
             resbalaron, y al verlas
sentí fuego en la sangre y luego hielo
             y el Angel de la Muerte
entre los dos. Nos nacía en el cielo
             la estrella de la suerte.
Nos nacía en el cielo en agonía
             una estrella rubí,
y es cuando te sentí, Teresa mía,
             más cerca de mí.

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