Cerré el libro que hablaba de esencias, de existencias, de su… de accidentes y modos, de causas y de efectos, de materia y de forma,
Anda con cuidado por donde caminas… te picó la zarza y por eso lloras; son sus hojas verdes entre las esp… ¡tan blancas las flores! ¡tan negr…
Era hacia navidad, en el más breve día del año, cuando ya la nieve coronaba la sierra, y el sol, todo luz, más amortiguad… su fuego, se acostaba tibio en tie…
Leer, leer, leer, vivir la vida que otros soñaron. Leer, leer, leer, el alma olvida las cosas que pasaron. Se quedan las que quedan, las ficc…
Las siglos son la historia, las horas el amor; va con la historia, gloria; con el amor, dolor Van pasando los siglos,
Me abraza con sus alas, cual gigan… para hundirme en la tierras—negro,… y ai quitarme el aliento me envuel… en que me prende a vida, cual post… del recuerdo bendito de tu postrer…
No me preguntes más, es mi secreto… secreto para mí terrible y santo; ante él me velo con un negro manto de luto de piedad; no rompo el set… que cierra su recinto, me someto
Cuando a solas recuerdo el día aci… del más amargo tragó de mi vida tan breve, me defiendo preguntándome: «ahora ¿qué me hago… para qué voy viviendo?»
Cuento los días que pasan y en contarlos voy pasando; pasado y futuro casan en mi ansia y forman un bando. Una clepsidra es mi pecho,
¡Ave, María! El sol se. acuesta e… centered¡Ave, María! El verdor de su hierba está ya en… centered¡Ave, María! Por jní y por ella, ¡por nosotros,…
«Déjame de pensar; el pensamiento es cosa de los hombres; las mujere… harto tenemos con cumplir deberes y nuestras pobres Quejes dar ai vi… Y deshacer los grandes disparates
Peñas de Neila, os recogió la vis… de Teresa en Becedas que, moza, suspiraba la conquista de Jesús; alisedas del Tormes, las que veis vivir el…
Con tus dedos ahuesados me persignaste en la frente para ahuyentarme cuidados que me nublaban la frente. Hoy cuando la frente inclino
AI despedimos me dijiste: «Dame ya el último... no el último... el… nos le dimos y luego la agonía de los tres días negros. Siempre es el último el primero; a…
¡Oh en aquellos ratos cálidos, a punto de desmayar, casi cadáveres... pálidos... calina sobre la mar... los corazones inválidos!