Miguel Peñafiel

ODA AL MAESTRO

Oda al maestro

Siempre lo llamare maestro, rey de los señores
Corazón que derramó una hermosa melodía,
Nos brindo con su aliento hermosas palabras
Y nos dejo sus alas terrenales la sacra poesía.
 
Esta claro que fue el maestro más que seguro;
Por dulce sentimiento, y su fuente exquisita;
Por alzar sus palabras en lo alto de los cielos
Y irse de este mundo como paloma peregrina.
 
Yo le saludo, con este don que tiene mi mano;
Sobre esa ciudad antigua dónde él reposa,
Y le digo: maestro, camarada y mi hermano,
¡Tus poemas son cánticos de oro y de gloria!.
 
Tu voz en nota vive y enciende al escucharse,
En un toque sobre la guitarra se desprende,
Al corazón que inspiras y a la voz de tu canto
Derramas las fragancias que tanto se quiere.
 
Te fuiste a tiempo con tu amor, mi buen poeta;
Que después de tanto sollozar, para la vida,
Y de tanto tiempo caminar a lado de la muerte
¡Te hiciste hermano de sangre: poeta suicida!.
 
Y tu voz, jamás ha sido olvidada, mi maestro;
Y ahora más que nunca llora desconsolada,
Y se escucha por los rincones de este mundo
Un poeta que nos deja una pasión ofrendada.
 
Eres el maestro, padre supremo de la poesía;
No hay nadie queriendo, te pueda superar,
Y fuiste una alma tan sensible y melancólica;
Que la muerte en su triunfo: se pudo llevar.

Reserva derecho de autor.
A mi maestro Medardo Ángel Silva

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