Brillante sol que hacia el Ocaso ruedas,
¡ay! no te mire aparecer mañana,
si no ha de ver aparecer contigo
mi pobre corazón una esperanza.
Cubren tu frente en púrpura teñidas
las nubes a tu rayo sonrosadas,
en ese cielo azul, como los ojos
que con sus rayos al mirar me matan.
Guarda ya de tu lumbre los fulgores;
que está para tu luz ciega mi alma,
porque el radiante sol que a mí me alumbra
es la radiante luz de una mirada.
Y sí apareces tú dando amoroso
a los seres calor, vida a las plantas,
vida, calor, consuelo y alegría,
si aparece mi sol, en mí derrama.
Mas así como tú dejas al irte
los seres sin calor, las flores lacias,
así también mi sol, cuando se aleja,
¡ay! me deja sin vida y desolada