I
Este es el buey que mira por su ojo de buey
el perpetuo horizonte con su tiara de fuego
la tarde apaciguada la prudente llanura
los árboles del borde impasibles testigos
del ángelus previsto con su lamento absurdo
la pareja que goza más acá de las parvas
y los hombres de tierra de vuelta en sus cubiles
este es el buey que mira por su ojo de buey
sin codicia sin hambre sin saber lo que mira
su jornada es igual a todas las jornadas
ya no existe el de asís para que su presencia
le deje ser un buey de veras mientras tanto
no comprende las nubes y el aviso del gallo
le entra por una oreja le sale por la otra
II
Soy yo quien mira ahora por el ojo de buey
el mar que nos incumbe al barco y mi vigilia
es un vaivén insulso igual de arriba a abajo
y sólo es importante cuando estalla la espuma
un pobre sol mojado y gris nos va nombrando
y mi mano en el círculo de cristal es silueta
después durante horas no hay sol ni luz ni nada
sólo concurre el agua que me lame o escupe
y sólo pienso en rostros que están solos y lejos
soy yo quien mira ahora por el ojo de buey
pienso que el ecuador es una cuerda floja
y que el oculto cénit me ve sin atenuantes
no sé dónde está el sur y el estruendo del agua
me entra por un oído y sale por el otro