Los amantes se funden y vuelven a estar completos, a ser andróginos de nuevo como lo explicaron alguna vez los griegos.
La noche es su momento más propicio, las horas de soñar despiertos, de elongar instantes para jugar a eternidades y caer fatigados en un sulacro de muerte, cada cual en su onírica directiva mientras el tiempo merodea.
Es su propio paraíso, ya no hay lugar para secretos. Tan desvalidos e invictos, bien los describe el Poeta Mario Benedetti: Dos llanas solitarias que se juntan y hacen una sola...
Alfredo Jiménez G.
8aLos amantes se funden y vuelven a estar completos, a ser andróginos de nuevo como lo explicaron alguna vez los griegos. La noche es su momento más propicio, las horas de soñar despiertos, de elongar instantes para jugar a eternidades y caer fatigados en un sulacro de muerte, cada cual en su onírica directiva mientras el tiempo merodea. Es su propio paraíso, ya no hay lugar para secretos. Tan desvalidos e invictos, bien los describe el Poeta Mario Benedetti: Dos llanas solitarias que se juntan y hacen una sola...