¿PARA QUÉ SIRVEN LOS SUEÑOS?
He soñado que me quería,
hablábamos del mundo,
había paz en los argumentos,
calma y verdad,
el sentimiento de haber llegado,
el último puerto: el inicial,
el mejor hallazgo: el sosiego
tú y yo: entendimiento,
surcando horizontales
mares verticales de diamante
rompiendo estratos de fiereza,
dureza de Mohs
y acompañando
al talco en su anfitrionazgo,
al náufrago sin rumbo,
sin cielo sobre el pelo.
¡Para eso están los sueños!
Para arreglar el mundo
del despierto encallado
y así darle consuelo,
alas nuevas, altura,
un punto de fuga
y un alma llena.
© Maria Luisa Arenzana Magaña