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Maria Luisa Arenzana Magaña

EL ÁNGEL MIEDOSO

DANA, DANA, DANA

Ángel, mi ángel blanco,
¿dónde te hallas?
No alejes demasiado
tus recién estrenadas alas,
impúberes y tiernas.
Pisa las hojas de luz
que bañan tu edén inmortal
y deja caer sobre mí
alguna en vertical,
para localizarte
y trazar tu punto celeste,
milagroso y justo
sobre el que ahora estás.
Písalas fuerte
para que yo pueda sentirte
en el búho noctámbulo
de mis tímpanos,
en el mirlo salvaje
de este corazón
que tanto
me aqueja.
 
Sobrevuélame,
atraviésame el sentimiento
deja caer tus anhelos,
sobre mi verja,
cuéntame en alto
7 inviernos,
tras los cuales
dejaré que me guíes
hacia el reino de las almas
donde los ángeles pierden el miedo,
allí donde tú estés
o incluso hacia la nada
donde tú vayas.
Siempre serás la estrella que guíe
esta, mi alma atormentada.
¿Ya te han dicho
que te busco en la mañana
entre los filos
húmedos y ajardinados
y te confundo
con el nácar sombreado
de las primeras alas
y te diviso entera
y te alzo en la mirada
y te abrazo
y te me escapas
y te rehallo
en la primera vocal de mi boca,
te agrietas en el aire
perfumas mis granados
te adentras en mis muros
esperando,
y meto las uñas en mi corteza
y te saco entera
y te alzo en cazo de sonrisa,
vuelas como una cometa
unida a mí
y desciendes en picado
y te abrazo
y te abrazo
y te amo para siempre
y te abrazo por siempre
y te me escapas
te escapas
scps.
ps.
s.
.
 
Pregunto al mirlo, al jilguerillo,
hoy la tórtola
estaba como perdida
sobre el espejo
y vi tu rostro
reflejarse y sumirse
en el laberinto de los sueños
que alumbran
realidades atormentadas.
 
Le canto a mi ángel blanco
 
Aunque tú no lo sepas,
tu olor blanco de ángel
se desprende en mi cuerpo,
hoy me arrastran los mares,
se nos cubren las nubes
con su lana de azúcar
que tu cielo fabrica
al son de esta canción.
Y en abrazo te llevan
con un dulce algodón,
corazón, carne y hueso,
hoy más que nunca te quiero.
 
Aunque tú no lo sepas,
hoy tus ojos me matan,
con tus tímidas alas
vuelo cada mañana,
pisa fuerte las hojas
que te caen al cielo
que yo pueda sentirlo
golpeando mi pecho.
¿Tienes ya compañía,
tienes frío, hay comida,
se te ha ido ya el miedo?
 
Llévame donde habitas,
ocúpame de noche,
cuando mis ojos chorrean
sueños del recuerdo.
 
Te habitaré de día
todo el amor que tienes
en el amor que tengo
y allí en la tarde que te fuiste
seré tu hoy siempre,
tu mañana permanente.
 
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