Juana de Ibarbourou

¡Ah, mi dulce hermana!

¡Ah, mi dulce hermana, vas
Derecho hacia Dios presente,
Quisiera no estar ausente
En tu apoteosis celeste
Y he de prenderme, aunque cueste
De tu correcta pollera
Para tener, cuando muera,
Vara alta con San Pedro,
Que no ha de arriarme al infierno
Si voy, confiada, a tu vera.
 
Mis bastones bien tallados
Flamearán por los caminos
Tu, perfecta, con tu tino
De gran señora, has de ir
Con tu vestido discreto,
Con tu presencia armoniosa
Y apenas con una rosa,
Entre las manos, de abril.
 
Y aquí fina mi trovar
En el día de tu santo.
Sin marfiles, solo un canto.
 
Así te puedo entregar
De pleitesía y de amor
Porque eres santa y señora
Y tienes a toda hora
La bendición de mi Dios.
 
Ante ti me inclino, Basa
Y beso, tierna tu mano
Que entibia el amor humano
En la puerta de tu casa.
Orgullo y adoración,
Declaro tenerte, fiel
Sean tus días, de miel
¡En todo un siglo de Sol!
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