¡He nacido y he muerto tantas veces!
El hombre que ahora soy no lo comprendo,
acaso no soy yo, es aquel otro
hundido y olvidado por las calles
que en una tarde amarga dejé solo.
Y quiero recordarlo y se me borra
perdido en la salida de los cines,
acaso en un retrato que mi madre
guardaba de la luz con mano triste.
Pero voy comprendiendo. Me supongo
acaso como soy, y escribo versos
y sueño para todos... Sí, comprendo,
para nacer hay que morir primero.