Y la tristeza
Se derrumban los cimientos,
Caen astros desde el cielo,
Esta noche habrá fusilamiento,
Una orden de allanamiento.
Hay duda, locura, aislamiento,
Perecen leyendas populares,
Ases del volante,
Residuos de verdades.
Huele a sangre,
A culturas de reciclaje,
Donde se abonan cualidades,
Por citas sin credenciales.
Se subastan perfidias,
En las mentes prohibidas,
De las musas comprometidas.
En la falta de justicia,
De olvidar las mentiras,
En recamaras compartidas.
Hay soledad en las tragedias,
Himnos en las orquestas,
Embriaguez en cada prueba
Del desafío de estrategias.
En las promesas muertas de frío,
En la violencia de un anacronismo,
En la lluvia de estrellas,
De metálicas purezas.
Y cierto, hay tristeza,
Mucha tristeza,
Cuando lo confirmo.
Que no estás aquí,
Ni nunca has estado,
Que se anuncia traición,
En obscuros calendarios.
Que me pesa el desamor,
Cuando ni siquiera se ha dado,
Que duele sentir emoción,
Aunque me encuentre atado.
Y bailen en sueños mis deseos,
Tocando todo tu cuerpo,
Mis labios provocándote el cuello,
Mis manos afiladas a tus movimientos.
Y despertar con la matanza,
De saberme perdido,
En un maldito destino,
Lejos de tu cariño.
Hay tristeza en mis sentidos,
Amargura en mis latidos,
Grises son los asesinos,
Que no irrumpen al estar vivos.
Y dejar que se marchen,
Que la tristeza se instale,
Y mis ojos cansados te vean,
Lejos, fugaz a la idea.
De que los tristes,
Son cuentos de hadas,
Un inculto melodrama,
Vacío de extensas sabanas.
Y no pensamientos interrumpidos,
Placer de imaginar vestigios,
Presentimientos vencidos,
Al borde del abismo.
Un descomunal colonialismo,
Cuando me aferro al vicio,
Y de dolor me alejo,
Agonizando en silencio.
Se exhiben desechos,
Cuando no te observo,
Y dejo que tu recuerdo,
Me abandone para ya no ser...
Un simple y no pronosticado momento.
