Se voltearon los relojes, El tiempo se esconde, Viejo bucle de flores. Hay fotografías no tomadas, Malas decisiones no realizadas,

No lo puedo evitar, Soñar con la verdad, De la improbable manera, De apartar las metas. Y dejar lo individual,

Se importunaba al esperarla, Vestido de negro, Al pie de un florero, De la colonia centro. Eran días de prisa,

Yo no escribo para ganar premios, No lo hago y se nota, No me subo a ser compatriota, Del talento único. No persisto en un mundo,

Se perforó la arritmia, Grises de robles, Pestilencia cónyuge. Sin adioses, Se comienzan,

Entre la prosa y tú, Está la poesía, Que sale de día, Y se pierde de noche. Cantan los reproches,

Gritos de pasión y suerte, Estímulos valientes, Dulce sensación, El viento sobre las redes. Muestra sus dientes

Tallare de flores tu tumba, Cuando te vayas, Cuando ya no estés, En mi fin de mes. O me critiques,

Pides un favor, Pero no mi atención. Pides no señalar ardor, Pero pules lo exterior. Pides no hablarte de amor,

Ya sabes que no busco, La perfecta posición, En que pueda darte, Un poco más de lo mejor. Tampoco hablarte con pasión,

Presiento que moriré mañana, Que mi cuerpo agonizara, Mientras la rapiña reclama. Que sonará con gracia, El preludio de la traviata,

Como un cristal roto, Contra los labios, Un despintado marco, Un decibel de milagros. Una flor en terrenos vagos,

Si me buscas, No me encuentras, Si me llamas, No te ofrezcas. Es tan pesado el destino,

Combustión espontanea, Cuando en la mañana, Evitas el número ganador, De la lotería instantánea. La enfermedad nace del alma,

Camino sesgado a pies cansados, Manipulando mis horarios, Contando baldosas, Añorando un cielo azulado. Preguntando, tal vez pensando,