Horacio Sepúlveda

Besos crudos

Apenas la aurora nos envuelve
bajo su manto purpúreo
tu piel se eriza y despierta
el pálpito de un corazón perezoso
que rechaza su destino
 
Entonces comienza
el fulgor en las entrañas
el martilleo en la frente
y unos ojos que arden
al más tenue golpe de luz
 
Recorro tu cuerpo frío
en el umbral del sueño
me basta un soplido
para convertirlo en un desierto
 
Tus senos
un par de dunas
cabalgando en círculos
mis labios rotos
como jinetes malheridos
 
Un temblor
sacude tu vientre
arqueas la espalda
me arrastro hasta tu rostro
 
Sonríes
es un engaño
te beso los dientes
y siento que la muerte
me ha besado el alma

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