«Lo que jamás se ha visto ni se ha oído,
verán ustedes; atención les pido.»
Así decía un charlatán famoso,
cercado de un concurso numeroso.
En efecto, quedando todo el mundo
en silencio profundo,
remedó a un cochinillo de tal modo,
que el auditorio todo
creyendo que lo tiene y que lo tapa,
atumultuado grita: Fuera capa.
Descubriose, y al ver que nada había,
con vítores lo aclaman a porfía.
«Pardiez, dijo un patán, que yo prometo
para mañana, hablando con respeto,
hacer el puerco más perfectamente;
si no, que me lo claven en la frente.»
Con risa prometió la concurrencia
a burlarse del payo su asistencia;
llegó la hora, todos acudieron:
No bien al charlatán gruñir oyeron,
gentes a su favor preocupadas,
Viva, dicen, al son de las palmadas.
Sube después el rústico al tablado
con un bulto en la capa, y embozado
imita al charlatán en la postura
de fingir que un lechón tapar procura;
mas estaba la gracia en que era el bulto
un marranillo que tenía oculto.
Tírale callandito de la oreja:
Gruñendo en tiple el animal se queja;
pero al creer que es remedo el tal gruñido,
aquí se oía un fuera, allí un silbido,
y todo el mundo queda
en que es el otro quien mejor remeda.
El rústico descubre su marrano,
al público lo enseña, y dice ufano:
«¿Así juzgan ustedes?»
¡Oh preocupación, y cuánto puedes!