Félix María de Samaniego

El charlatán y el rústico

Fábula

«Lo que jamás se ha visto ni se ha oído,
 
verán ustedes; atención les pido.»
 
Así decía un charlatán famoso,
 
cercado de un concurso numeroso.
 
En efecto, quedando todo el mundo
 
en silencio profundo,
 
remedó a un cochinillo de tal modo,
 
que el auditorio todo
 
creyendo que lo tiene y que lo tapa,
 
atumultuado grita: Fuera capa.
 
Descubriose, y al ver que nada había,
 
con vítores lo aclaman a porfía.
 
«Pardiez, dijo un patán, que yo prometo
 
para mañana, hablando con respeto,
 
hacer el puerco más perfectamente;
 
si no, que me lo claven en la frente.»
 
Con risa prometió la concurrencia
 
a burlarse del payo su asistencia;
 
llegó la hora, todos acudieron:
 
No bien al charlatán gruñir oyeron,
 
gentes a su favor preocupadas,
 
Viva, dicen, al son de las palmadas.
 
Sube después el rústico al tablado
 
con un bulto en la capa, y embozado
 
imita al charlatán en la postura
 
de fingir que un lechón tapar procura;
 
mas estaba la gracia en que era el bulto
 
un marranillo que tenía oculto.
 
Tírale callandito de la oreja:
 
Gruñendo en tiple el animal se queja;
 
pero al creer que es remedo el tal gruñido,
 
aquí se oía un fuera, allí un silbido,
 
y todo el mundo queda
 
en que es el otro quien mejor remeda.
 
El rústico descubre su marrano,
 
al público lo enseña, y dice ufano:
 
«¿Así juzgan ustedes?»
 
¡Oh preocupación, y cuánto puedes!
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