Comprendo que con ansia de saber,
o por curioso espíritu sutil,
de hosco volcán, que no enguirnalda abril,
quieras el hondo cráter entrever.
O que eleves tu afán de conocer
al astro muerto, pálido pensil,
que no refresca nunca áurea gentil,
ni tiñe de la aurora el rosicler.
Yermos glaciales, si en su busca vas,
regiones de pavor aquí y allá
en torno de tus pasos hallarás.
Mas si hay piedad, y sé que la hay, en ti,
no pretendas amiga, ver jamás
el desolado erial que escondo en mí.