“Los alocados peatones me dispararon y estaban juzgando mis demonios, mientras la Luna noctámbula era gemebunda al verme, y decirme: Emil, ¿por qué estás más infeliz que yo, más llorando que los lloros del mar, más que las decisiones de un transexual arrepentido?
“Lloro al escribir estos versos, porque sé que quizás hay solución para mí; pero sufro de ambos síndromes a la vez: Moebius y Asperger.
“¡Maldición! DIOS matáme.
“¿Por qué hasta los murciélagos aman de día y salen en sus nocturnas decisiones a chupar cuellos con azúcar infinita, con sangre sin diálisis; con ojos como un Vampiro del Polo Norte, con esas alas negras... vestido de luto?
“Entonces, sufro de esquizofrenia, porque escucho voces en altavoz de mi Corazón que me dicen que el placer es lo único, pero también encuentro otra voz con auriculares que me dicen que hasta el eunuco es feliz.
“No encuentro una ayuda, ni en emergencias me quieren recibir; el neurocirujano me dijo que en mi mente sólo hay proyecciones de alocadas imágenes del pasado, de mujeres y de sales en cocinas en llamas.
“No, nunca nombres nupcias; ni nombres ninguna noche negra. Mas mucho, me motivaste más; mientras mi mente menciona, mi métrica miente.
“Termino con lo siguiente: Escucho voces en mute, mientras que toco el botón, y no hay canal”.