II: En la isla del circo
“Me cansé de esperar ese zumbido en mis oídos, de pez en cuando estamos en el mar y, lo único que queda es mirar el azul del cielo que se refleja en éste y ver los cielos irse sin parar... de un lugar a otro como si no hubiera «Stop» en nuestra relación.
“Era como si tuviéramos un noviazgo con el mar hasta su matrimonio venidero (la muerte), en estas situaciones sólo nos queda abrazarnos a la fe.
“Ser ciego no es una coincidencia ni un estado, sino una traslación de vectores conductores que nos indican como persona qué debemos de pisar y qué no, y qué debemos de oler y escuchar, y lo que debemos ignorar.
“Ya mi Valiente se ha dormido y es la hora sexta, sin comida ni sabana... Dios estaba con nosotros en esos momentos de pesadillas, donde iniciaban tormentas de pecados que comenzaban con furor a mi Valiente amigo, pero lamentablemente éste es muy eufórico y piensa en que Dios puede librarlo de todo mal, en cuanto a lo que se llama «Prefacio».
“¿Qué pasaría si se abrazaran la oportunidad con la coincidencia?, ¿la oportunidad pensara que fue algo de momento e inesperado o la coincidencia diga: esto viene de lo alto?”.
