Versos de locura
¿Donde estarán los versos que que con locura bordaba,
aquellos que nacían sin miedo del alma profunda,
como ríos que corren, sin que nada los abra,
y dejan huella en el aire que nunca se inunda?
¿Acaso se escondieron entre silencios callados,
en rincones oscuros de un tiempo olvidado,
o quizás se perdieron en labios cerrados,
donde el eco del verbo ya nunca ha vibrado?
Los versos eran brasa, fuego que encendía,
eran la danza sutil del viento y la flor,
eran el pulso oculto de la melodía,
que hacía del dolor un canto mayor.
Hoy las palabras se quedan dormidas,
como aves que temen abrir su canción,
y en su mutismo llevan heridas,
como quien ha perdido toda razón.
Pero yo las busco en cada rincón,
en cada noche de estrellas inciertas,
porque sé que viven en el corazón,
donde las almas aún dejan abiertas
las puertas del verso que siempre vendrá,
como un río que nunca se acaba de ir,
pues aunque el mundo olvide su cantar,
las palabras sabrán sobrevivir.
¿Dónde se fueron? No importa al final,
pues vuelven con fuerza a aquel que las llama,
y mientras un verso logre vibrar,
ardiendo en silencio, no muere la llama.
