Tristeza Crepuscular!
Al borde del crepúsculo, cuando el sol
toca suavemente el rostro de la tierra,
y los árboles agitan sus ramas en un
baile de sombras y luz,
Entonces es cuando mi corazón se llena
de una melancolía dulce y profunda,
como un vaso de vino oscuro y penetrante,
que me hace sonreír y llorar a la vez.
El viento susurra palabras antiguas y olvidadas,
mientras las nubes se despiden del día
con tonos rosados y anaranjados,
como si fueran las mejillas de una doncella.
La luna aparece tímidamente en el cielo,
trae consigo una brisa fresca y ligera,
la noche se viste de estrellas y silencio,
y el mundo se detiene por un instante.
Mis pensamientos vuelan lejos,
buscando en la distancia un hogar,
mientras mi alma se debate entre el recuerdo
y el anhelo de lo que pudo ser.
Pero incluso en la tristeza, hay una belleza,
un misterio que me atrae y me fascina,
una fuerza que me empuja a seguir adelante,
aunque mi corazón esté roto y herido.
Eso es la vida, una danza entre la luz y la sombra,
un viaje lleno de sorpresas y descubrimientos,
un poema que se escribe con cada aliento,
con cada latido del corazón.
