Te doy mi alma, laterno de paciencia,
con su tiniebla llena y cálida;
donde arde mi esperanza, mi alegría,
y también mis tristezas y mi vida.
No tengo más que darte, es mi existencia
que en tu mano quiero poner, a tu lado
quiero vivir y llenar tu ausencia
como el agua se escurre en el camino.
Te daré mi canto, y mis silencios,
y todo lo que en mi pecho encierra,
lo que ve mi alma, en sus secretos.
Porque contigo estoy, y sin ti muero,
y por eso te canto, y en ti florezco,
como una planta que reverdece en el agua.