La noche abraza el suelo,
un manto de penumbra silenciosa,
y en su profundo vuelo,
la luz se torna hermosa,
un faro débil, llama luminosa.
La sombra te persigue,
te envuelve con su hálito doliente,
mas la esperanza sigue,
pues brilla incandescente
el alba clara que el dolor desmiente.
Oscuridad y día,
se rozan con sus manos enfrentadas,
un juego de agonía
y luces que, doradas,
tejen verdades dulces y calladas.