Páramos de la novela
En los páramos donde el viento no descansa,
allí se erige la historia de los obstinados,
los que miran el abismo con los ojos cerrados
y avanzan, aun cuando el eco les niega esperanza.
Es tierra de espinas, de lluvias tardías,
de soles que queman y noches heladas,
pero ahí florecen, entre piedras quebradas,
la perseverancia que nunca se rinde a la agonía.
Persisten los pasos, aunque tiemble el sendero,
aunque el tiempo murmure su cansancio frío,
la fe en sus manos, cual farol encendido,
les guía al final de su sueño certero.
Y si el páramo castiga con su cruel obstinación,
más firme se vuelve el alma que lo cruza,
pues sabe que en la lucha está la excusa
de una vida escrita en la más pura convicción.
Así se escribe la novela, entre penumbras y brisa,
con tintas de sudor y páginas de empeño,
pues en los páramos se encuentra el sueño
de quien camina hasta que la vida lo autoriza.
Los páramos de la novela: perseverancia, persistencia, obstinación
