Renace el sol y brota la alborada,
la brisa canta en lenguas de consuelo,
las nubes van cruzando lento el cielo
como un suspiro de la madrugada.
La mente se despierta ilusionada,
la sombra va perdiendo su recelo,
y el alma, libre, alza su paralelo
con ansias de una paz jamás truncada.
Se nutre el corazón de lo sincero,
se busca en cada paso la armonía
y en cada voz un eco verdadero.
Así camino, firme y duradero,
bebiendo de la luz de cada día
y hallando en cada instante mi sendero.