San Pedro tuvo su novia,
San Pablo se la quitó,
¿Por qué no he de tener yo
La que mi corazón desea?
Aunque santos fueron ellos,
Humano soy, con pasión,
Y merezco mi porción
De amor y sus ardores bellos.
No envidio a los grandes santos,
Ni me turba su ejemplo;
Yo también quiero mi templo
De amores, risas y cantos.
Déjame ser como ellos,
Gozar lo que ellos gozaron,
Pues también me programaron
Con ansias, anhelos y celos.