Poeta arrojado a la vida
I
Lo arrojaron a la vida,
sin norte, sin un sendero,
sin saber por qué primero
la herida o la despedida.
Le dejaron la partida
sin reglas ni explicación,
y en su errante condición
dejó atrás lo que veía,
buscando en la poesía
su refugio y su razón.
II
Entre sombras y llanuras
halló mundos invisibles,
sílabas inasibles,
voces puras y maduras.
Se abrazó a las escrituras
como un náufrago al azar,
y en su forma de nombrar
reinventó lo que existía,
porque en su melancolía
todo el verbo era su hogar.
III
En el aire suelta versos
que despiertan lo callado,
y su pulso desterrado
se entrelaza con los vientos.
Va tejiendo sentimientos
con sabor a eternidad,
y aunque en la realidad
su exilio nunca termine,
en cada estrofa adivine
su más dulce libertad.
