Ernesto Cardenal
Tu voz es un río que arrastra la historia,
palabra tallada en piedra y en pólvora,
profeta del alba y obrero del verso,
con salmos ardientes rompiste los templos.
En tus manos, el verbo se hizo guerrilla,
el evangelio bajó a la milpa,
y entre fusiles de sueños y gritos,
la patria encontró su himno en tu libro.
No fue solo mística, no solo fe,
fue pueblo y sangre, fusil y papel,
fue Dios en Sandino, la cruz en la estrella,
el grito rebelde en cada poema.
Ernesto, poeta de la barricada,
te alzaste en la sombra con luz en la espalda,
y aunque el tiempo borre banderas y fechas,
tu canto aún arde en la voz de la tierra.
