Oh, tierra que gritas entre montañas,
donde el viento arrastra secretos,
y el sol despliega su yugo ardiente,
en tus entrañas, la vida se agita.
Sangre de volcanes,
bajo el cielo desgarrador,
las raíces profundas
se entrelazan con el eco del mar.
Las olas son gritos,
se rompen en rocas,
mientras el hombre,
con su sombra pesada,
traza caminos de sueños rotos.
En cada rincón, la historia late,
las manos de los ancestros,
cantan en danzas olvidadas,
y el polvo del tiempo se aferra al suelo.
Oh, indómita patria,
tu belleza es una herida
que nunca deja de sangrar,
y en cada verso,
mi corazón se desata,
como un torrente de fuego y mar.