Navega libre el anhelo
en la sombra que espera.
Su esperanza es un pañuelo,
y la fe su primavera.
El tiempo no la doblega,
pues su alma es semilla,
semilla que el viento riega,
flor que nunca se marchita.
Con radiante hermosura
se adorna cada mañana,
y en su risa se asegura
que la vida es luz temprana.
Blanco, ámbar, escarlata,
índigo, oro y coral.
Cada tono la rescata,
y le devuelve su paz.
Renacida en mil colores,
vuelve el fuego a su mirar.
Se entregan sin temores
quienes la ven despertar.
Y así la joven estrella,
en su brillo y esplendor,
se alza libre y tan bella,
conquistando el corazón.