En la anchura del cielo estrellado… donde la pasión se torna infinita, mi corazón, en su fervor alado, canta al amor con voz clara y bend… Como el sol de abril que alumbra e…
Mi tierra huele a viento, a corteza herida, a lluvia dormida sobre la piedra. Es un murmullo de olivos, una sombra alargada de pinos,
Arrodíllate a orar, pide fuerza y esperanza, y con fe en la balanza tu camino has de trazar. No temas nunca fallar,
Flotamos tú y yo, suspendidos en a… como dos sombras que el viento ena… tus labios son luna que en la noch… y mis manos buscan ser su donaire. El mundo, borroso, lejos se desair…
El can aúlla sin razón nocturna, Ni estruendo que crezca en la curv… El misterio envuelve su voz noctur… Quizás instinto bestial que lo lla… De cánido fiero, su lamento,
Ha llegado la brisa de abril risue… con su risa ligera y su luz de fue… ha tocado la tierra con dulce rueg… y en cada rama un verde nuevo sueñ… Despiertan los campos y el aire ca…
Por senda estrecha, lágrimas al pa… Llevo una rosa en hombros, presa a… Pétalos lacerados, cual ocaso, Que amenazan con llover sangre exi… Su aroma mustio, llanto de la bris…
Oh, escribir un poema satírico Es una tarea que me desafía Pero con ingenio y un poco de iron… Seguro que la razón se hace presen… ¿Qué puedo decir con sátira?
En la brisa del atardecer, fugaces momentos se mecen. Suspiros que llegan a florecer, instantes que la vida ofrece. Destellos de luz que se escapan,
Tu labio enardecido, dulzura que provoca, mi anhelo encendido: me haces agua la boca. Te miro, y la marea
En la ciudad donde el viento se enreda con las voces, las calles se despliegan como cintas de memoria. Un río de palabras
¿Dónde se esconden los suspiros pe… en qué rincón del alma se desvanec… ¿Quién puede responder a los anhel… a las preguntas que en el pecho fl… ¿Dónde habita el amor en su esenci…
Se quiebran las palabras al caer, como hojas que el invierno va arra… un eco en la penumbra susurrando, resuena del pasado un triste ayer. El tiempo, con su manto de poder,
No me busques en los pasos que otros marcaron en piedra, ni en las sombras de los nombres que nunca fueron mi esencia. Soy el eco de mi pecho,
Dejé de nombrarte, como se deja un hábito sin dueño, como el viento abandona la huella… en la orilla desierta. Te deshice en fragmentos: