En sombras de oro se esconde el destino,
los dioses dibujan senderos sin fin.
El tiempo, un espejo de incierto camino,
refleja a los hombres que vuelven a mí.
Los libros son puertas que giran dormidas,
los nombres son claves de un reino mayor.
Los sueños repiten historias perdidas,
la vida es un pliegue de un libro sin voz.
En círculos pasan los siglos y engaños,
los mitos despiertan en todo lugar.
Los hombres son uno, fragmentos extraños,
ajenos a un centro que nunca verán.
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