Bajo la luna, murmullos callados,
el aire suspira sobre tu pecho,
se enreda el pulso en latidos osados,
se funde el tiempo en un solo encuentro.
Tus labios dibujan sendas de fuego,
las sombras danzan sobre la piel,
somos susurros, tacto y misterio,
un eco ardiente en la piel de miel.
Que no haya prisa, que el alba espere,
que el ansia crezca como la marea,
que en cada roce el mundo se quede
hecho ceniza, cuerpo y poema.