En la raíz oscura de la existencia,
el ser murmura su propia ausencia.
¿Quién soy, qué soy? pregunta el abismo,
eco rebelde del fatalismo.
La ontología, trono y prisión,
se estremece al filo de la razón.
Las certezas tiemblan, caen al abismo,
la esencia se forja en el cataclismo.
Un acto de guerra contra lo inerte,
renacer en dudas, desafiar la muerte.
El ser no se ajusta al molde impuesto,
se rompe en su sombra, busca otro gesto.
Es sedición contra lo absoluto,
desdibuja el límite, rehace el bruto.
El yo se niega, se alza, se pierde,
y en su vacío, el todo se enciende.