Las palabras se amontonan,
se juntan y se retuercen.
Apretadas, se comprimen,
se achican, se hacen pequeñas.
El texto se va encogiendo,
reduciéndose, contrayéndose.
Cada frase se concentra,
concentra su significado.
Las oraciones se contraen,
se acortan, se empequeñecen.
El párrafo se condensa,
se compacta, se hace breve.
El poema se acorta todo,
se hace más y más conciso.
Las sílabas se apiñan,
las letras se arraciman.
Y el texto, al final, se encoge
hasta ser solo una sola
palabra que se condensa
en una sílaba única.