En el dulce mayo, una chica suave,
Un alma tierna en su andar se alza.
Su presencia, como brisa suave y fresca,
Encarna la esencia de la primavera.
Sus ojos, como safiros en la luz matinal,
Guardan secretos susurrados en la noche callada.
Un corazón que late con un ritmo puro,
Emana calidez que siempre perdura.
Entre flores en pleno esplendor, ella camina,
En un mundo donde sombras y colores se entrelazan.
Un delicado equilibrio, con gracia lo mantiene,
Guiada por sueños, su espíritu se eleva sin freno.
Por praderas acariciadas por rayos dorados del sol,
Ella danza al compás de la armonía de la naturaleza.
Su voz, una melodía que estremece el alma,
Como susurros de amor que nos hacen estar en calma.
Oh, Muchacha tibia de Mayo, tan serena,
Musa para poetas, visión que se despliega.
Que tu viaje a través de la poética rima de la vida,
Ilumine nuestros corazones y cure nuestras heridas.