En la rama una flama,
cual ascua que se inflama.
Duerme el sol en la cuesta,
se despierta mi siesta.
En la grieta una mirada,
escondida, esperada.
Apagado el fulgor,
nace mi desamor.
En la sombra una estrella,
silenciosa, tan bella.
Deslumbra con su brillo,
se apaga mi corrillo.